Atender un cliente es una experiencia... extrareligiosa. Las personas somos raras por naturaleza. Rara y distinta.
Y un coñazo en algunos casos.
Fui promotora de una pequeña ciudad de este nuestro país y, en mis "ratos libres" (vamos, casi las 40 horas semanales) vendía terminales móviles.
Y accesorios.
Y escuchaba las penas de los clientes.
Que estaba yo por montar un consultorio psicológico en la trastienda.
Cada mañana era una nueva aventura. Ya me despertaba con una frase en la cabeza "a ver que nos depara el día de hoy".
Y cada día, toooodos los días de aquellos dos años, regresaba a mi casita flipando más que el día anterior.
lunes, 28 de julio de 2008
Un cliente...
Etiquetas: genesis
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